La función empresarial es un concepto central en la ciencia económica y se define como una actividad que coincide con la acción humana misma. Según Jesús Huerta de Soto, cualquier persona que actúa para modificar el presente y alcanzar sus objetivos en el futuro está ejerciendo esta función. Esta visión amplía el entendimiento de la economía, no solo como un estudio de recursos y producción, sino como una ciencia que abarca los procesos de creación y transmisión del conocimiento empresarial.
La función empresarial es un concepto central en la ciencia económica y se define como la actividad de cualquier persona que actúa para modificar el presente con el objetivo de alcanzar metas futuras. Esta definición amplia permite entender que cualquier individuo que se esfuerza por mejorar su situación actual para lograr sus objetivos está ejerciendo la función empresarial. Según Jesús Huerta de Soto, la función empresarial no se limita a los empresarios en el sentido tradicional, sino que abarca todas las acciones humanas orientadas a la consecución de fines.
Este enfoque subraya la naturaleza intrínseca de la función empresarial en la acción humana, integrando elementos de creatividad, descubrimiento y toma de decisiones. La economía, vista desde esta perspectiva, no solo estudia los recursos y la producción, sino también los procesos de creación y transmisión de conocimiento empresarial. Este conocimiento es crucial para identificar y aprovechar oportunidades, superar desafíos y contribuir al desarrollo económico.
La acción humana se compone de varios elementos esenciales que guían el comportamiento y las decisiones de los individuos. El primer elemento es el fin, que representa el objetivo que el actor se propone alcanzar con su acción. Este fin está motivado por el deseo de mejorar la situación actual, aspirando a un estado más satisfactorio. La valoración subjetiva del fin, conocida como valor, es el segundo elemento. Esta valoración varía de una persona a otra y refleja la importancia que cada individuo otorga a su objetivo.
El tercer elemento es el medio, que se refiere a los recursos y herramientas que el actor cree necesarios para alcanzar su fin. Estos medios son seleccionados y utilizados en función de su utilidad percibida, que es el cuarto elemento. La utilidad es la apreciación subjetiva del medio en función del valor del fin que se pretende alcanzar. Estos elementos destacan la importancia de la subjetividad en la acción humana, donde cada actor evalúa y utiliza los medios disponibles según su percepción y valoración personal.
La escasez es una condición fundamental en la acción humana, ya que los recursos y medios disponibles son siempre limitados. La acción humana solo existe donde hay escasez, pues es esta limitación la que impulsa a los individuos a tomar decisiones y actuar. La función empresarial implica la identificación y creación de fines y medios relevantes en cada circunstancia, gestionando la escasez de manera efectiva para alcanzar los objetivos deseados.
Una vez identificados los fines y medios, el actor desarrolla un plan de acción, que es una representación mental de las etapas y elementos necesarios para lograr su objetivo. Este plan se emprende y se lleva a cabo mediante un acto de voluntad, que moviliza al actor hacia la consecución de sus fines. El plan de acción es dinámico y puede ajustarse en respuesta a nuevas oportunidades o desafíos, reflejando la naturaleza adaptativa y creativa de la función empresarial.
El tiempo en la acción humana se entiende de manera subjetiva, como el "kairos" o el momento oportuno experimentado por el actor, en contraste con el tiempo cronológico "cronos". Esta perspectiva subjetiva es crucial para comprender cómo los actores planifican y ejecutan sus acciones. El tiempo subjetivo permite a los individuos percibir y valorar diferentes momentos según su relevancia para la acción, lo que influye en la toma de decisiones y la asignación de recursos.
El tiempo relevante en economía es el tiempo subjetivo, el que cada actor experimenta conforme actúa y va culminando las etapas necesarias para conseguir sus fines. Esta comprensión del tiempo subraya la importancia de las expectativas y la planificación en la acción humana. Los individuos no solo reaccionan al presente, sino que también anticipan el futuro y ajustan sus acciones en consecuencia, integrando experiencias pasadas y proyecciones futuras en su toma de decisiones.
La creatividad y la capacidad para sorprenderse juegan un papel vital en la acción humana. El futuro es incierto y está lleno de oportunidades que los actores descubren y aprovechan de manera creativa. Cada descubrimiento empresarial puede cambiar radicalmente el "mapa" de conocimientos y oportunidades disponibles, introduciendo elementos de sorpresa y serendipia en el proceso de toma de decisiones. La creatividad permite a los individuos innovar y encontrar nuevas soluciones a problemas existentes, impulsando el progreso económico y social.
La incertidumbre es una característica inherente del futuro, ya que este está abierto a todas las posibilidades creativas del hombre. Los actores se enfrentan a una incertidumbre constante que nunca puede ser completamente eliminada, aunque puede reducirse mediante instituciones y la función empresarial. La capacidad para gestionar la incertidumbre y adaptarse a los cambios es esencial para el éxito empresarial y la toma de decisiones efectivas en un entorno dinámico y complejo.
En la función empresarial, el coste se define como la valoración subjetiva de los fines a los que el actor renuncia para seguir un determinado curso de acción. Este concepto de coste, conocido como coste de oportunidad, refleja la importancia de las decisiones y las prioridades individuales. El actor evalúa los costos y beneficios potenciales de cada acción, decidiendo en función de sus valoraciones subjetivas y expectativas futuras.
El beneficio empresarial, por su parte, es la ganancia obtenida cuando el valor del fin alcanzado supera el coste percibido. Los beneficios y pérdidas empresariales son indispensables para dirigir nuestra acción, ya que nos motivan a actuar o abandonar una acción según los resultados obtenidos. Estos conceptos subrayan la importancia de las valoraciones subjetivas en la toma de decisiones y la naturaleza dinámica y adaptativa de la función empresarial.
La acción humana es siempre racional desde la perspectiva ex ante, ya que los actores buscan los medios más adecuados para alcanzar sus fines. Sin embargo, pueden cometer errores empresariales ex post, al descubrir que alternativas de mayor valor no fueron consideradas. Este enfoque reconoce la posibilidad de errores y pérdidas empresariales en un entorno de incertidumbre, destacando la importancia del aprendizaje y la adaptación en el proceso de toma de decisiones.
La racionalidad en un entorno de incertidumbre es compatible con el error empresarial. Los actores pueden descubrir que han incurrido en costos superiores al valor de su fin, lo que se conoce como pérdida empresarial. Estos errores y pérdidas son parte del proceso empresarial y proporcionan valiosas lecciones que ayudan a mejorar la toma de decisiones y a ajustar los planes de acción en el futuro.
Los actores valoran más los fines que consideran más importantes y tienden a alcanzar primero esos fines. Este principio de utilidad marginal subraya la importancia de las prioridades individuales en la toma de decisiones, donde los fines más valorados reciben mayor atención y recursos. La preferencia temporal es otro aspecto crucial, ya que los individuos valoran más los fines que pueden lograrse más rápidamente y prefieren acciones que les permitan conseguir estos fines más próximos en el tiempo.
Estos principios de utilidad marginal y preferencia temporal son esenciales para entender la asignación de recursos y la toma de decisiones en la economía. Los actores económicos ajustan sus acciones en función de sus valoraciones subjetivas y expectativas temporales, buscando maximizar la satisfacción y minimizar los costos. Esta perspectiva destaca la importancia de la planificación y la adaptación en un entorno dinámico y en constante cambio.
La función empresarial y la acción humana son conceptos centrales en la economía según Jesús Huerta de Soto. La función empresarial se define como cualquier actividad que busca modificar el presente para alcanzar objetivos futuros, coincidiendo así con la acción humana. Esta acción se compone de varios elementos esenciales como el fin, valor, medio, utilidad, escasez, plan de actuación y acto de voluntad. Estos elementos destacan la importancia de la subjetividad y la deliberación en las decisiones humanas, donde cada actor valora y utiliza los medios disponibles para alcanzar sus fines en un contexto de recursos limitados y tiempo subjetivo.
El tiempo subjetivo y la creatividad son fundamentales en la acción humana, ya que cada acción se desarrolla en un "kairos" personal, no en un tiempo cronológico. La incertidumbre del futuro y la capacidad creativa de los individuos subrayan la naturaleza dinámica y cambiante de la economía. Los conceptos de coste y beneficio empresarial, junto con la racionalidad y la preferencia temporal, muestran cómo los actores económicos toman decisiones basadas en valoraciones subjetivas y expectativas futuras. Este enfoque enfatiza la importancia del conocimiento práctico y la planificación individual, ofreciendo una visión rica y dinámica de la economía.